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Un matrimonio pasa por diferentes fases, el primer periodo de adaptación a la convivencia, el reparto de las tareas domésticas, la llegada de los hijos.

Aproximadamente en el tercer año de matrimonio, si la relación se ha desarrollado de una manera positiva, con una buena comunicación y afecto adecuado, se podrá disfrutar de uno de los mejores momentos de la vida de casados, porque en esta etapa ya nos hemos acostumbrado a los defectos del otro y sabemos valorar sus virtudes, hemos aprendido a convivir y aceptar al otro.

Sin embargo , sobre el quinto año de relación , suele suceder que aquello que aceptábamos en nuestra pareja se empieza a hacer más difícil de llevar, se pasa la fase de luna de miel y comienzan a verse más las cosas negativas del otro. Si ya han llegado los hijos, estos demandan tanta atención que el tiempo para la pareja queda relegado a un segundo plano y los padres se sienten más estresados y cansados.

Se ha constatado que es sobre el quinto año cuando se dan más divorcios, con la llegada de los hijos, la responsabilidad aumenta, los gastos económicos son mayores,  el reparto de tareas domésticas puede empezar a ser motivo de disputas.

Si la relación de pareja se consolido de manera adecuada durante los tres primeros años, esto ayudará a llevar mejor los cambios que ahora llegan y la manera de afrontar los problemas del día a día.

La comunicación será la herramienta fundamental  para afrontar esta nueva etapa , donde quizá , las expectativas que nos habíamos hecho sobre la relación no coincidan tanto con la realidad, será muy importante aprender a dialogar y llegar a acuerdos.

Entre los 3 y los 8 años de casados, suelen aparecer dudas sobre si estaremos o no con la persona adecuada y si hicimos bien nuestra elección, en este momento es importante no centrarnos sólo en los aspectos negativos de nuestra pareja  y prestar también atención a todas aquellas cualidades positivas de las que nos enamoramos. Si hay hijos, hay que adaptarse a la nueva situación, que estará llena de alegrías, pero también de presiones. Hay que tratar de equilibrar el tiempo de atención que estos demandan con la atención que debemos seguir dando a nuestra relación, conviene buscar tiempo para la pareja, seguir comunicándonos, continuar teniendo nuestros momentos de intimidad, no dejarnos llevar por la rutina diaria, el trabajo, las demandas de los hijos, etc.

Los matrimonios suelen establecer diferentes tipos de relación:

Una relación simétrica, en la que ambos miembros de la pareja adquieren el mismo rol, ambos toman decisiones y asumen el control de las situaciones .

Una relación complementaria, en la que un miembro de la pareja asume más el mando y el control y el otro es más sumiso .

Una relación paralela, en la que los esposos van intercambiando los roles , en función de los diferentes contextos o situaciones.

Esta última es la más sana  aconsejable, dado que de esta manera, ambos se implican en las actividades diarias , la administración del hogar y la economía, tomando decisiones de manera consensuada y sintiéndose ambos importantes y útiles sobre los aspectos importantes de la vida conyugal o referentes a los hijos.

Cada relación es única y tiene su manera propia de funcionar. A continuación te damos algunos consejos para que tu matrimonio funcione:

Comunícate.

Llegar a acuerdos y tomar decisiones importantes para la pareja como, cuantos hijos quieren tener, como quieren distribuir las tareas domésticas,etc

Si surge un problema conviene abordarlo cuanto antes y darle una solución en lugar de aparcarlo y acumular resentimiento.

Recuerden siempre lo que les gustó de su pareja cuando la conocieron, no se dejen llevar por la rutina y traten de hacer cosas nuevas juntos.

Silvia Abelllán