Skip to main content

La cruda realidad de muchas mujeres que cumplen el papel de “la otra”

En estos días, muy temprano, en la estación del metro escuché una conversación entre dos mujeres que me dejó pensando todo el día. Una de ellas contaba de su relación con un hombre casado; veía el rostro sin expresión de su compañera al escuchar el relato de su amiga, ésta seguía contando sus vivencias sin el más mínimo remordimiento.

Llego el metro y me fui pensando: ¿Que aspira una mujer al compartir o relacionarse sentimentalmente con un hombre casado? Y no necesariamente tiene que ser casado, puede tener un compromiso y como hombre al fin, pensara que mejor si las juega de Don Juan antes de casarse. De cualquier forma, a mi modo de ver las cosas ninguna mujer puede esperar mucho de un hombre comprometido. Y no creo ser la única en pensar así, porque recuerdo la cara de su amiga, sin expresión alguna, que estará de acuerdo conmigo.

Ahora bien, colocándome en los zapatos de esa mujer. ¿Qué puedo esperar?

-Nuestros encuentros solo serán cuando él tenga la oportunidad de un escape de su relación formal

-¿Cuánto tiempo podré estar junto a él?

Tengo una reunión con mis compañeros de trabajo y pienso: no puede acompañarme, no nos podemos dejar ver en público y menos con los que comparto diariamente. ¿Cuánto tiempo nos veremos? No creo que me conforme con el poco tiempo que me pueda dedicar ya que entre su trabajo, amigos, familia y su relación formal, no creo que tenga el suficiente tiempo para mí; entonces, ¿estaré conforme con ese poco tiempo?

En cuanto a mi familia. ¿Estará de acuerdo con este tipo de relación? Eso será una lucha campal, criticas diariamente y a cada momento; que, si me merezco algo mejor, que no me debo conformar, que estoy destruyendo una relación, y un sinfín de reproches. En caso de que les dé a conocer la relación.

¡Y mis amigas! Estarán siempre temerosas de que yo quiera coquetearles a sus maridos. Comenzaré a aislarme porque me verán como una amenaza. Allí solo pensare que “mejor me distancio de mis amigas, total, solo estar con mi amor”. Y poco a poco me sentiré más sola porque ese amor no me podrá dedicar el tiempo que necesito para sentirme feliz. Y es así como comienzo a engañarme a mí misma. “No importa el tiempo que me dedique, con el pasar de los días se irá enamorando más de mí, al extremo que no le importará su familia, amigos y su pareja, a todos los dejará a un lado para estar conmigo”. ¿Pero será verdad? Y, ¿cuánto tiempo pasará para llegar a eso? ¿Tendré la paciencia suficiente para esperar? Por otro lado, no solo de amor se vive. Habrá días que quieran salir a comer con él a un restaurant que inauguraron en un famoso centro comercial que me contaron que es de fantástico ambiente y de muy exquisita comida preparada por un chef de renombre internacional, pero si le pido que me lleve; ¿tendrá la capacidad económica para costear ese gusto?

También quiero conocer ese lugar paradisíaco que esta algo lejos de nuestra ciudad, pero tendríamos que pernoctar allí. Eso debemos planificarlo con mucho tiempo de antelación porque para él será muy difícil inventar una excusa perfecta para ausentarse por lo menos dos días para disfrutar esa mini luna de miel. ¡Quizás estoy aspirando demasiado! ¡A lo mejor ni se da tan anhelado paseo! Primero porque no puede escaparse y segundo porque no tenga dinero suficiente para darme ese gusto.

En definitiva, nunca estarás segura de sí funcionará o no la relación por todos estos aspectos y muchos más. Ser la otra, en la mayoría de los casos no llega a más que eso “Ser la otra”.

Es allí donde hay que evaluar y tomar en cuenta la matemática en cuanto a autoestima se refiere, si quieres sumar y multiplicar o restar y dividir. AL final, la última palabra la tendrás tú.

Ramón Psicólogo

Enamorando. Me

@enamorandomeFP