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Los seres humanos no somos perfectos.

Cometemos muchos errores y también con nuestras parejas.

Concretamente los hombres que se han divorciado reconocer algunos errores cometidos y que culminaron con el difícil trance del fin de la pareja.

¿La mejor opción?

Por más que en ocasiones es mejor terminar que seguir en una relación no saludable o donde se haya terminado el amor, siempre tiene algo de fracaso y no es un momento saludable.

En otros casos, quizás peores aún, aún persiste el afecto, pero hay otros aspectos que hacen imposible que la relación continúe: el amor no es suficiente y puede ser que los problemas del día a día “maten” al sentimiento.

Según un estudio realizado por la cadena de distribución de cine, TV y música EntertainmentOne en Londres, donde participaron 2.000 hombres y mujeres que se habían divorciado o separado luego de una relación de más de 5 años, la mitad de los entrevistados dijo estar arrepentida de la decisión.

Entre los arrepentidos abundaron los remordimientos, mencionando la manera en que se llevó la relación, la impaciencia y las malas decisiones. La mayoría expresó tener dudas   más aún, piensan, luego de un tiempo, que la decisión de divorciarse no fue la correcta, ya que muchos todavía aman a sus ex parejas y se sienten fracasados.

Los errores

Si bien cada pareja es un caso único y especial, es posible hablar de ciertos errores que se repiten.

El Huffington Post de Estados Unidos se comunicó con hombres divorciados y les preguntó en qué consideraban que se habían equivocado, estas fueron las respuestas.

1 No ir a la cama a la misma hora y no implica necesariamente (o solo) el sexo. Adam Petzold comentó su experiencia: su esposa se acostaba antes y él más tarde, porque se quedaba viendo sus programas de televisión preferidos. “He aprendido que existe una clase especial de cercanía y que hay que alimentar terminando juntos el día. Acurrucarse, desahogarse el uno con el otro y hablar de lo que ronda la mente es una forma de conexión que todo el mundo debería aspirar a tener”, afirma.

2 No reparar la relación, cuando aún hay tiempo: muchas veces el error es no tomar las acciones adecuadas a tiempo. Es como ver que algo se está cayendo, pero no evitarlo y simplemente ver que la situación va en un camino descendente. Si bien hay situaciones que no tienen solución, hay otras en que, haciendo lo necesario a tiempo, se puede corregir el rumbo y salvar la relación.

3 No decir lo que se siente: es un error bastante común en los matrimonios, el no decir lo que pensamos o lo que nos afecta. Así, el desencanto y el malestar se van sumando, como una bola de nieve que va creciendo a medida que baja por la pendiente de la montaña. Según Craig Tomashoff, los matrimonios no van a ninguna parte sin sinceridad. Hablar de una incomodidad en cuanto suceda es claro y honesto y hablar de qué se podría cambiar puede ser útil para afianzar la relación. No exponer aquello que nos molesta es una falta de confianza que terminan afectando negativamente a la relación.

4 Casarse muy rápido: aunque muchas veces la edad biológica no va de la mano con la madurez, es dable pensar que a mayor edad, mayor madurez (aunque, como hemos dicho, en algunos casos esto no es tan así). Si los contrayentes aún no han madurado lo suficiente y el amor que existe no es capaz de soportar los inevitables cambios que vienen con la suma de años ( o no puede aguantar la falta de cambiosy la inmadurez). En estos casos, es casi inevitable que todo termine en un divorcio.

5 Esconder temores y problemas: ya sea por la educación recibida en el seno familiar o por las señales que vienen de nuestra sociedad, los hombres tienden a esconder lo que les aqueja. Es posible que minimicen o nieguen las complicaciones financieras y en cuanto a las inseguridades, normalmente las rechazan y no las exhiben ante nadie… y mucho menos ante la esposa. Una pareja saludable se basa en una comunicación clara y sincera de lo que a los dos les ocurre: si esto falla, solo puede esperarse que en algún momento el problema salte y cuanto más tiempo se espere, el impacto negativo puede ser mayor.

6 No entender que la pareja es de dos iguales, como la propia palabra ya lo indica. Cuando el poder de decisión y la carga se distribuye en forma desigual, no se establece una relación saludable, sino una asimétrica y potencialmente tóxica, a menor o mayor plazo. Lo ideal es que las formas de funcionamiento se establezcan lo antes posible, porque cambiarlas siempre es difícil. Una charla clara y sincera sobre los roles de cada uno, incluyendo el aspecto económico, es fundamental para prevenir y evitar los problemas.

7 No escuchar ni prestar atención: es un error presente en muchos hombres, ya que cuando su esposa habla de sus problemas, simplemente no la escuchan. En otros casos, minimizan lo que está pasando o quieren darle la situación. Gerald Rogers, entrevistado por el HuffPost, es claro al respecto: “si hubiera sido capaz de estar con ella y mostrar más respeto por sus sentimientos, podríamos haber superado cualquier altibajo”.

8 No asumir los errores propios: si la relación comienza un declive, pero no se hace lo necesario para rectificar rumbos, reconociendo lo que hacemos mal, difícilmente se solucionen los problemas. Para cambiar, es imprescindible aceptar los yerros de cada uno.

Como se ve, la comunicación es la clave para tener una pareja saludable. Cuando esta falla, es imposible que los problemas se resuelvan e indefectiblemente, tienden a agravarse.

Ramón Psicólogo

Enamorando. Me

@enamorandomeFP